Educación Mindfulness

Desde la perspectiva mindfulness, los mejores profesores son los plenamente atentos. Aquellos que han buceado en su interior para ser conscientes de sí mismos y son capaces de sintonizar con sus alumnos. La enseñanza basada en mindfulness, favorece un contexto facilitador de un desarrollo integral, donde los alumnos florecen en lo académico, en lo emocional y lo social y, a su vez, los educadores crecen profesional y personalmente. Si practicamos mindfulness con los alumnos podemos incrementar los efectos de la presencia del profesor, ofreciéndoles espacios para que ejerciten y desarrollen habilidades de atención sencillas. Estos dos planteamientos (enseñar y aprender con atención plena) se ven reforzados mutuamente y benefician a todos dentro del aula.

Gracias a mindfulness podemos desarrollar una forma consciente e intencionada de resonar y sintonizar con lo que sucede tanto a nivel interno como a nuestro alrededor, lo cual mejora tanto la capacidad de enfoque, los resultados académicos y potencia habilidades relacionadas con el equilibrio emocional. Además, cabría destacar que mindfulness ayuda a desarrollar cualidades como la empatía, la bondad y la solidaridad, aspectos que contribuyen a fomentar relaciones personales sanas, tanto en la escuela como fuera de ella.

El aprendizaje en la escuela es complejo debido a que en el proceso de interacción en el aula se encuentran las actitudes, habilidades y conductas de profesores y alumnos. Para que el aprendizaje resulte realmente efectivo, los profesores han de entender primero sus experiencias interiores propias, detectar las necesidades de los alumnos, e implementar estrategias pedagógicas adecuadas. Cuanto mayores sean las habilidades de atención y consciencia del propio profesor, mejores serán los resultados a todos los niveles.

Podemos potenciar la atención y la consciencia cultivando la atención plena: practicando mindfulness. Una vez adquiridos los principios básicos, podemos trasladarlos a la vida cotidiana y a la propia escuela.